Año 2.967. La contaminación y la superpoblación en la Tierra han llegado a niveles que hacen temer por la subsistencia de la especie humana. La temperatura media del planeta ha subido 15º.

Marte ya es un planeta colonizado, con 120 almas, pero faltan unos 350 años para que se pueda considerar terraformado, ya que convertir su prácticamente inexistente atmósfera en aire respirable es un proyecto a largo plazo, además de la necesidad de paliar los efectos de su baja gravedad.

Mientras, en la Tierra, el 94.6% de los recursos mundiales están en manos de 2 mega-corporaciones: Atlántida y Universal. El resto se divide entre una tercera mega-corporación, algunas agrupaciones nacionales, asociaciones religiosas y grupos anticapitalistas. La situación entre las 2 mega-corporaciones es de confrontación brutal y despiadada, una guerra fría que mantiene al reloj del juicio final en el último segundo, y que conduce inevitablemente a una cada vez mayor diferencia entre ricos y pobres, ya que hay que pagar hasta el aire que se respira, puesto que el escaso aire que queda fuera de las ciudades está tan contaminado que es nocivo a medio plazo. Han desaparecido ⅔ partes de las especies animales y la mitad de las vegetales. Hace 15 años que el proyecto Reciclado -para revertir el efecto invernadero- comenzó a funcionar, sin embargo solo parece haber frenado el deterioro de la situación. La realidad es que solo los multimillonarios socios de las mega-corporaciones pueden permitirse respirar un aire realmente limpio – a costa de sistemas de tratado que envenenan aún más el resto de la atmósfera-, mientras que el 99.9% de la población mundial de 50.000 millones de habitantes ha de conformarse con sistemas mediocres o deficitarios de filtrado de zonas comunes, mientras tanto la hambruna hace mella en sus filas, con la realidad virtual como única vía de escape.

Esta situación de superpoblación insostenible hace aún más incomprensible la convivencia con ciborgs y replicantes, cuyas inteligencias artificiales han sido desarrolladas hasta igualar la capacidad humana. Incluso la existencia de nuevos y letales virus que han diezmado la población mundial se ve por muchos como un mal necesario, ya hayan sido creados por la humanidad o por la naturaleza, ya que, como es sabido por todos, la Tierra es absolutamente incapaz de sostener a 50.000 millones de personas, si bien en las últimas décadas el índice de fertilidad en todos los mamíferos ha decaído a valores muy preocupantes. Entre eso y los pequeños conflictos armados que parecen surgir como la espuma mantienen la población estable, si bien algunas proyecciones muestran caídas en picado, vistas por algunos analistas como agua de mayo, mientras otros ven la extinción.

A la humanidad solo le queda una posibilidad: emigrar a un planeta extrasolar y comenzar de nuevo. El primer intento a Ross 128b situado a 11 años luz -tras descartar Próxima b debido a la intensa radiación incompatible con la vida-, fue un sonado fracaso en el que pereció toda la tripulación, 50 héroes que dieron su vida de forma trágica, solos y abandonados, ya que la acidez del medio hacía imposible cultivar nada, y estaban demasiado lejos para que la ayuda llegara a tiempo. Pero no murieron en balde, sirvió para descartar el sistema Ross 128, así que, de forma cada vez más acuciante, se determinó que Gliese 667c, un planeta gemelo de la Tierra situado a 20 años luz, era nuestra última esperanza.

Con los actuales motores gravitrónicos que disponía la mega-corporación Atlántida, se podría alcanzar en apenas 36 años. Acelerando la mitad del camino y decelerando la otra mitad. De hecho la nave Phoenix, un mastodonte metálico de 1.000 toneladas de capacidad de carga, ensamblado en órbita, tras 20 años de diseño y construcción, ya está en marcha, y tú formas parte de los 12 miembros de la tripulación, que tienen por misión llegar al planeta y construir todas las instalaciones necesarias para una posterior colonización masiva.

La esperanza humana viaja contigo, como primer colonizador extrasolar. No decepciones a la humanidad.